lunes, 31 de enero de 2011

NACIMENTO DO TUELA


 O riu Tuela. Nace este caudaloso riu na serra de Lubían a cabalo entre os términos de Lubián, Chaos e Hedroso. Nesta primeira foto, detrás dese altonazo de primeira fila, nace o riu. Sain dous brazos un a direita da foto a outro a esquerda. O da direita é o que baixa por Hedroso e o da esquerda o que transcurre por entre media de Lubián e Chaos. Unense cerca da Tuiza xunto con un regueiro que recolle as augas da Canda e Hedroso.



 Nestas outras fotos está o ramal que baixa por Hedroso, e unha vista da Fraga da Osa.



 Nestas fotos veise o verdadeiro riu Tuela, o que baixa por la serra de Chaos e Lubián, hai unhas vista impresionantes, e no é recomendable a baixada pola zona, pous os camiños xa están perdidos e hai que baixar polo medio dun monte bastante grande hasta chegar as Maseiras de Chaos.

 Da Tuiza para abaixo xa solo é un riu, que recolle as augas da haba de Montemuga, e as das Valiñas e mais abaixo entra nel o regueiro de Belois que baixa as augas desde Val de Cabritos.

sábado, 29 de enero de 2011

SE ACERCAN LAS CARNESTOLENDAS



 …..El folión de la mañana es el que anuncia la fiesta y dura hasta la hora de comer.
 Para este día se guardó el botillo confeccionado al hacer la matanza del cerdo. El botillo, que también llaman andullo, lo hacen con el estómago del marrano, y es un embutido de carnes y despojos del animal que se ha de comer precisamente o día d’intrudio.El banquete es familiar, cada uno come con los suyos, presidiendo el mas anciano, y se sirven determinados platos. Comienza por la sopa de boda, después viene el botillo y los cachelos, patatas cocidas con sal o cortadas en pedazos grandes, mas tarde la olla podrida o cocido clásico gallego, que sirven en un plato de madera de buenas dimensiones, con cachucha, pé, orella, soá, chourizo seboleiro, androlla,bocha, chouriza y salchichoos, en plato aparte unos pocos garbanzos y charoubia, legumbre propia de este cocido, y por último, el arroz dulce. El vino abundante, tinto del país, y en jarra donde beben todos, pasando de mano a mano con bastante frecuencia.
 Por la tarde, los mozos que pusieron la comadre, la derriban tirando el palo, y una vez en el suelo, dos de ellos enmascarados y a caballo pasean la muñeca por todo el pueblo, quemándola después. Cerca del anochecer se repite el folión, y cuando acaba este comienzan los foguetes y la fariña. Para el foguete usan las manelas, pequeños envoltorios de estopa a los que prenden fuego y ardiendo los acercan a la cabeza o las barbas del contrario si es hombre, o los colocan debajo de las enaguas, si son mujeres. La fariña, su mismo nombre lo indica; correr a fariña es arrojarse unos a otros puñados de harina salvados, y de esto lo más gracioso consiste en tener tino y astucia para hacerlo entrar en la boca del contrario. Toda la aldea es campo de acción para la fariña y los foguetes, y la gente moza, hombres y mujeres, que son quienes accionan en la fiesta, se valen de mil tretas añaganzas para conseguir lo que se proponen, habiendo quien resulta lastimado de un empellón o con alguna quemadura, que para ambas cosas hay ocasión con estas practicas. Foguetes y fariñas terminan a la hora de la cena.
 También ésta es familiar y en algunas casas preparan para comerlo en ella o pigureiro o vexiga enchida; la vegija del cerdo rellena de pedazos de pan de trigo, mojados en leche, trozos de jamón, huevos cocidos, arroz y chorizos, la cosen y la cuecen, siendo el platode la noche a más de lo sobrante del día….

 Lo que precede es un extracto del carnaval por la zona de Viana do Bolo, escrito por un Juez andaluz, Nicolás Tenorio, en su hermoso libro LA ALDEA GALLEGA, PUBLICADO EN Cádiz en 1914.
 Este libro es una verdadera joya etnográfica, aunque la idea del autor era una recopilación del Derecho Consuetudinario. El autor era consciente de que ejercía el cargo de Juez en un país que poseía un peculiar derecho consuetudinario.
 Estudia su derecho, el país y sus gentes, sus costumbres su historia.Todo lo intenta comprender para así ejercer mejor su cometido Llega a Galicia en el año 1900 como Juez de Primera Instancia en Viana do Bolo.
 ¡cuántas cosas podrían aprenderse hoy de este libro sobre todo por gentes de buena voluntad!
 ¡A que os suena, a los mayores de cincuenta, este carnaval? Sobre todo a los de As Frieiras, o Bolo y la Alta Sanabria.
 Si alguien quiere conseguir el libro está editado por Edicions Xerais de Galicia, en la colección extramuros.
 ¡Que aproveche!


viernes, 28 de enero de 2011

¿QUE MERECE LA PENA?



 Llevo unos días luchando conmigo mismo. Las noticias sobre la crisis, sobre el asunto de las pensiones, sobre la deuda soberana, sobre la transformación de las caja de ahorro y alguna cosa mas relacionada son las causantes.
 Uno llega a cierta edad, en la que sirve el aserto aquel que dice que sabe mas el diablo por viejo que por diablo. Para mi desgracia, mantengo una buena memoria, que con pequeñas variaciones, puede remontarme a los años sesenta, mas o menos. Encima uno se ha preocupado de otras crisis, y lee todo lo que crea que está relacionado con la misma. Ahora solo quiero dejar aquí una anotación que proviene de la Biblia, antiguo testamento, la Torah, y el Corán, que en los tres sitios habla de las Vacas flacas y las Gordas. Parece que a estas alturas, ya nadie se acuerda de ello.
 Hoy hablaba con una antigua compañera de trabajo, que ahora está en la Universidad de Vigo, y me decía que nadie quiere perder derechos adquiridos y yo la puntualicé, nadie quiere perder privilegios.La conversación venia relacionada con la huelga promovida por la CIG, ayer.
 Como no quiero hablar sobre lo precedente, os contaré, siguiendo con los recuerdos del abuelo Cebolleta, una anécdota que me sucedió a mi en mi etapa del servicio militar. Ya sé que muchos de vosotros no sabéis lo que es eso. Preguntarle a vuestros padres, pues nadie mejor os podrá ilustrar.
 Parte de mi servicio militar lo hice en Jaca (Huesca). También recuerdo que estaba por allí cuando asesinaron a Kennedy. Y también recuerdo que casi todos los mandos, desde el General de la Región hasta alguno de los Tenientes, llevaban nombres o apellidos muy conocidos y relacionados con el triste alzamiento contra la República-
 Un buen día, en la orden del día, salí nombrado como jefe de la guardia que custodiaría el polvorín existente en la Peña de Oroel. Veinticuatro horas de guardia.
 En un momento determinado el capitán, en un aparte me dijo: mañana cuando estés en el polvorín ten cuidado con el jefe de DIA, le gusta empapelar a la gente. ¡Cuidado con él!.
  A la hora prevista, salimos del cuartel en un jeep, dos cabos ocho soldados y este pobre pringado.Fuimos a la ciudadela a buscar la orden. Allí me enteré de que la orden me la entregaría en persona el General Gobernador de la plaza, Teniente General B. Hernández Moure.
 Me entregó la orden personalmente, y una cosa que fue la primera y última vez que escuché: El santo y seña, con una advertencia, solo usted y yo la conocemos, por lo que no  hace falta que le diga, que solo yo puedo pasar al recinto.
 Subimos a Oroel, hacemos el cambio de guardia, e iniciamos la misma. Todo sin novedad, guardia tranquila, vigilando especialmente la garita llamada de la gitana, pues parece que era el punto por donde se podía colar alguien. El recinto estaba alambrado, en todo su perímetro y el acceso era casi imposible.
 Era aquel polvorin algo sumamente enorme,  cargado de explosivos, municiones y demás aparataje bélico.
 Por la tarde después de comer, la cosa estaba tranquila. Matábamos el tiempo en el cuerpo de guardia, cuando sonó el timbre del portalón de entrada. El cabo de servicio se acerca a la garita de entrada y vuelve sudoroso y nervioso. El jefe de día, el comandante X..,- quiere entrar en el polvorín.
 -¡No le habrás dejado entrar?!- digo- No, responde.
 - Vamos allá- digo yo- coge la metralleta y ven conmigo.
 Pongo al cinto la pistola de reglamento, una bellísima Luger, compruebo si tengo munición y caminamos al puesto de entrada.
 Fuera del portalón había un jeep, con un soldado al volante y el comandante al lado. Me acerco, le doy la novedad, sin abrir el portalón. Cuando termino me dice que le abra el portalón, que es el jefe de día y que quiere hacer una inspección.
 Le pido el santo y seña, y me contesta que él es el jefe de día y comandante, que me deje de chorradas y que abra si no quiero que me meta un paquete. Le deniego de nuevo la entrada, y él le pone mano al portalón con idea de abrirlo y rebasarlo.
 Ordeno al cabo que monte la metralleta, lo mismo que al soldado de centinela con el mosquetón, y al mismo tiempo saco de su funda la pistola y la monto también, diciéndole que si intenta entrar nos veremos obligados a disparar.
 Saluda, se da la vuelta, se sube al jeep, y con la mayor desfachatez del mundo, nos felicita por nuestra manera de proceder.
 Os puedo jurar que jamás he sentido tantas ganas de poner de rodillas a alguien, lo mismo que el cabo y el centinela.
 Estoy seguro que si le digo al centinela que le disparara, lo haria encantado. Ya le habia arrestado alguna vez.
 Fuimos mencionados en la orden del día siguiente.
¡Gente que manda!

jueves, 27 de enero de 2011

¡MARCHANDO UNHA DE ALHEIRAS!


 Tiña idea de falar de política, mais, tendo en conta o transcurrir dos acontecementos, decidín contarvos algo sobre as ALLEIRAS.
  En primeiro lugar, o falar de Alleira será o mesmo que falar de político, pous alleira case é sinónimo de chourizo, e en segundo lugar estamos na época na que se comian estes fabuloso “fumeiros”, que diría o meu amigo Cormanlareiro.
 Por se alguén se fai a pregunta de quén é o Cormanlareiro, direi que é un amigo que vive pola zona de Tras os Montes e as veces por a Alta Xeabra, fillo dun amigo meu e do “ti Alexandre”, o xastre de Montouto que se aveciñou en Sancibrao.
 Iamos falar das ALLEIRAS. Imos alá:
 Un pouco de história sobre as mesmas, según a parte portuguesa do Cormanlareiro.

 A arte de fazer alheiras foi inventada pelos judeus como artimanha para escaparem às malhas da Inquisição. Como a sua religião os impedia de comer carne de porco, eram facilmente identificáveis pelos seus perseguidores pelo facto de não fazerem nem fumarem os habituais enchidos de porco.
Assim, substituíram a carne de porco por uma imensa variedade de carnes, que incluíam vitela, coelho, peru, pato, galinha e por vezes perdiz, envolvidos por uma massa de pão que lhes conferia consistência.
A receita acabaria por se popularizar entre os cristãos, mas estes juntavam-lhe a omnipresente carne de porco. Hoje, as mais afamadas são as de Mirandela, mas por toda a Beira Alta e Trás-os-Montes se fazem alheiras artesanais de excelente qualidade. Geralmente são fritas em azeite e servidas com legumes cozidos... Mas também podem ser estufadas, depois de envolvidas em couve lombarda.

 Pola zona de Val dos Marcos, facianse alleiras, eso sí solo con xixa de porco, arros, pan, cebola allos, e seguramente algo mais que eu non recordo.
 Recordo os chourizos, cousa similar con as variantes de que tiveran sangue ou non. Aquello era especialmento bo para aquela época, pois os traballos eran duros, e as farturas non eran excesivas.¡Tempos!.
 Agora, por estas datas que eran as da época na que habia pouco choio, moito mondongo colgado (as veces sen colgar), recordar esas cousas, fai que a un se le encha a boca de auga.
 Tamén era unha época na que os que se facian mozos pagaban a patente os mozos vellos, apandando uns cántaros de viño.
 Eu inda recordo cando o pagueí. Paguémolo o Vidal e mais eu xuntos. O baile era na aira da Filomena, e o asunto non tivo demasiada trascendencia.
 O gaiteiro era o inefable Luis, bombeiro o Silverio, a o tambor, pois non sei que era.
 Se tendes a oportunidade, por estas atas de acercarvos a Portugal, concretamente a Tras os Montes, non perdades as ganas de provar as “alheiras” da zona.
 Recomendovos uns “fumeiros” de or alí: os de Motesinho, que xunto co queixo de ovella da zona, son algo digno dos deuses do Olimpo grego. Pódese ir facilmente, tanto desde Calabor como desde a Teixeira, ainda que desde esta última hai que ir no vehiculo de San Fernando: Unhas veces a pé e outras andando.

martes, 25 de enero de 2011

¿QUEDAN TRUTAS NO TUELA?



                             O Tuela por Veigadiz


 Non hai que perder os costumes, nin as boas maneiras.
 Xa ia un tempo, pouco, pero tempo, que non falaba aiqui do riu Tuela, e por ende de Val dos Marcos, terra brava, e fria no inverno, non así no vrao.
 Hoxe imos falar, non do riu Tuela, senon dos inquilinos do mesmo, que nun tempo non demasiado lonxano inda vivian nel e sacaban ós que querian mollar  cú, da indigencia de comer peixe, que o parecer é bon para a saúde, ainda que non teña ese mineral que fai que non le saia bocio ós que o inxieren. Unha cousa que abundaba en demasía pola zona.
 Funme polas ramas, coma sempre, mais eu o que queria era falar da `pesca das trutas, naquel fermoso e caudaloso riu, sobre todo na época das tormentas pola serra de Chaos, Lubián, Hedros e Padornelo, e no tempo do derreter do carouxo e a neve nas serras.
 Vereis, nos tempos ós que me quero referir, no Tuela habia trutas por todolos cantos, nas caldeiras que levaban auga os prados, os muiños e nos rigueiros afluentes.
 Desde a raia hacia arriba, a última caldeira era a que saia da preseira chamada do couto que acumulaba un montón de auga en Chaguazais e levaba auga o couto e a Veigadarea. Nas vicadas das preseiras criábanse trutas hasta mais de cen metros pola caldeira, aparte das que se criaban no propio riu. Pasaba que as que tiñan a sorte de vivir nas caldeiras tiñan moitas mais posibilidades de supervivencia que as do riu, pois os predadores eran menos. Sabreis que no Tuela habia, lontregas e outros mustélidos que zampaban trutas, así como gran cantidade de kiobras truteiras, e outros vichos que non eran homes, que vivian das trutas. Os homes eran colledores de trutas no vrao. O resto do tempo naide as collia, salvo no inverno coas manxoeiras.
 A seguinte preseira era unha que eu xa non coñecín, no cimo dos prados de Chaguazais, e mais arriba a do Prado Grande. Era esta preseira coa sua caldeira un verdadeiro viveiro de trutas, pois ó principio dos prados do Prado Grande, para remontar os desniveis do terreno facia unhas charcas bastante considerables que casi facian outro riu, e alí as trutas tiñan poucos depredadores.
  A seguinte preseira é a de Penacoba, no fondo do pozo de Barxelas que como a anterior ramén tiña un bon tramo para a cria de alevins de truta, que logo remontaban e incorporabanse o riu.
 As eguinte preseira era a da luz de Hermisende, por debaixo da ponte. Nesta habia trutas desde as vicadas hasta a volta da auga o riu.
 As seguintes xa eran as dos muiños, e destas xa falaremos noutro momento.
 Falaremos ahora da maneira de cómo se collian as trutas daquela: A maneira mais común era co tesón. Un dos mellores era un home de Hermisende chamado Gabriel, tamén habia un home neste pueblo que as collia con anzuelo e cebo de mioca. Era o “ti” Sardiña. Andaba polo riu cun lareiro grandísimo que manexaba como se fose unha palla, era tan experto que casi sempre enchia o cesto de trutas. Das manxoeiras xa falei por aiqui, polo que non falarei mais delas.

                             O Tuela debaixo da Ponte

 Mais tarde apareceron as cañas con cebos artificiais como cucharillas e moscas feitas con plumas de galo. A partir desto cada ano empezouse a notar a falla de trutas. Seguramente coincidiu a incorporación das novas tecnolxias de pesca coa construción das carreteras entre Padornelo e a Canda, mais tarde a autovia, e o encauzamento do riu na zona do Padornelo, facendole un leito de cemento, cousa silenciada polas administracións.
 Ahora durante os invernos, na autovia, os de Fomento tiran cantidades enormes de sal para quitar o carouxo, o que leva este salitre o riu coa conseguinte mortandad de trutas.
 Pensade que durante a época da construción da variante de Lubián, o riu foi vedado. ¿Para conservar as trutas,’ ¡Non!. ¡Para que ningún pescador se vira na necesidade de denunciar a mortandade!.
 Bueno, queria falar da pesca das trutas e das fames que quiteron polo Val do Tuela, mais foiseme “ o tarro”, e xa vedes.
 Fortes apertas, os que inda leen as hitorias do abuelo Cebolleta.

lunes, 24 de enero de 2011

ARRIBES DEL DUERO


 Tenia, desde hace un tiempo, ganas de contar una estancia por la zona de los Arribes del Duero, que para mi en aquel momento resultó muy interesante y bastante instructiva.
 No es mi idea instruir a nadie, pero sí me gustaría transmitir algo a todo aquel que lea esto, que sirva para despertar su curiosidad y que esta le mueva a darse una vuelta por la zona.
 Como las fotos que saqué de la zona, son muchas, y la zona pateada también, me limitaré a aquellas cosas que mas llamaron mi atención, centrándome sobre todo en el bonito y casi abandonado pueblo de Villadiegua.
 Es este pueblo, en sus construcciones, algo así como un museo arqueológico al aire libre donde las piezas arqueológicas forman parte de la vida cotidiana.
 Una des piezas mas representativas del pueblo es una figura animal de lo que podría ser un verraco, aunque es conocida como “la mula”. Está en lo que debió ser el atrio de la iglesia del lugar. Si se fija uno bien, alrededor de una pared que separa la plaza de unas huertas, encontrará piedras de origen prerromano y romano. 
                                   "La mula"

  Así mismo en las paredes de las casas hay desde trísqueles, cabezas pequeñas de verracos o similares, y varia estelas. Incluso en una casa en ruinas hay un montón de pilas, cuya utilidad se me escapa, pues por todo el pueblo se ven varias.
                                              Cabeza de verraco y trisquel en una pared

                                                Una estela en un cerrado de fincas.
 A unos kilómetros al oeste del pueblo, por un camino que va hasta el río Duero, después de pasar por unos molinos asentados en un regato, se llega a un castro celta de los vetones, don todavía se vislumbran restos de la muralla, y las ruinas de un templo, seguramente romano y mas tarde ocupado por los cristianos.
                                   Resto de un castro?.

                               Restos de un templo
 Yo desde aquí recomiendo un viajecito por la zona, unos buenos bocadillos, una botellita de vino de Fermoselle, y pasar un día de primavera al lado de la ruinas del castro y contemplando el magnifico cañón del Duero en la zona.
                                 El Duero encañonado
 Si alguien va, espero que se digne contarme sus impresiones.
 Queda para otro día nuestra estancia en Fermoselle, un pueblo excepcional y con una gente amable, acogedora de la que ya creo que queda muy poca por la piel de toro.
 También hablaremos algo de la tierra portuguesa de Miranda do Douro, y Tras os Montes.

viernes, 21 de enero de 2011

UNHA TOUZA EXTRAÑA


…… Achábame medio atordoado o lado dun valado moi alto. Esperguiceime e dando bandazos de peneque, conseguin ter mau de min, a duras penas.
 Mirei para todolos lados e agás o valado non habia ren mais. Tiña unha altura considerable, non se via nada por enriba e hacia a parte do oeste non se le via fin, pola banda do leste, cerca de onde estaba eu víase unha esquina. Dei a volta na mesma, e logo albisquei unha porta, moi extraña, por definila dalgún xeito.
 Os laterais daquela porta semellaban estalactitas que colgaban dun teito moi alto, práticamente invisible desde o chao. As estalactitas xuntábanse cada unha con unha estalagmita enterrada na terra. Tiñan grabados un signos que podia ver ben, desde o mais alto hasta o chao, aqueles signos semellaba que estaban unidos por un estrinque. Tamen tiñan a particularidade de que os das dúas columnas eran identicos, como sé se reflectisen nhun espello. Eran xemelgas.
 Non habia porta, so unha arbore moi grande que enchia a lumieira e non deixaba albiscar mais que alí debia haber unha fraga ou souto de grandes arbores similares a castañeiros ou carballos norriguentos xigantes.
 Traspasei o umbral hasta a primeira arbore, que era rexo, alto e con moitos canos e gallas, víase moi ben pois parecia que aquela arbore nunca tivera follas. Mais tarde descubrin o porqué.
 Camiñei pola direita, pois parecia que aquelas árbores seguian unha orde concreta. Pensei que daba igual empezar pola direita que pola esquerda. Elexin a primeira.
 Cunha cadencia matemática, a distancias iguales estaba outra árbore, todas eran distintas, unhas mais rexas que outras, con follas algunhas, espiñas outras e núas outras, asi hasta catorce. Formaban dentro do cuadrado da finca, un circulo perfecto
 No medio do medio habia tres árbores moito mais grandes e frondosos que os primeiros. Cada un destas árbores facía por catro ou cinco dos outros catorce. Estes tres conformaban no medio un triangulo equilátero perfecto.
 No medio deste triángulo estaba unha árbore inmensa. Contemplado-a, facia que o resto con seren grandes, semelleran herbiñas comparadas cunha sequoia.
 No daba creto a aquello que estaba a ver. Volveron as dudas de saber onde estaba, ou se as meciñas que me deran no hospital, inda estaban a facer das súas.
 Pase-ei moito tempo por aquel xardín, non podo decir cuanto, supoño que perdí a noción do mesmo. Cada volta que daba achaba algo novo que se relacionaba con todo o que habia dentro.
 Nunha das revoltas que dei, de repente vin pasar, moi rápido, un cervo todo branco, que no medio das gallas-cornas levaba unha cruz, na que no travesaño horizontal puide ler:”Todalas cousas descansan conectadas con nós ar… Magnetism…….. fisico”, a parte de puntos non se leia.
 Desapareceu a visión e quedei abraiado o lado da peana da árbore que estaba xusto enfrente do da entrada.
 Fiquei dormido.
 O espertar, xusto a altura dos meus ollos, nun torgo-raigoto da arbore, puiden ler, nun circulo a verba: THEOLOGIA.
 Todas as árbores tiñan nun circulo unha verba.
 Quedei dormido de novo.

miércoles, 19 de enero de 2011

OS QUE NON SON COMA NOS ¡QUE NON MOLESTEN!

Foi na miña época de relacións co mundo editorial. Nunha ocasión estábamos dando unha volta pola zona do nautico de Vigo, o editor Luis Mariño e mais eu. Quedéramos en vernos para comer xuntos, nun restaurante da zona, con un autor. Tratábase de convencelo de que nos deixera traducir o galego unha das súas obras, e editala.
 Cheguemos antes de tempo a nosa cita, e puxémonos a pasear polos arredores do Nautico. Estando nestas, acercouse a nos un cativiño, que teria uns cinco ou seis anos, e pediunos diñeiro. O preguntarle para que queria o diñeiro díxonos que era para mercar comida.
 O rapaz tiña trazas de non estar demasiado ben alimentado, e deducimos que era de raza Cigana.
 Entonces díxemosle que, se queria comprábamosle un bocadillo. Dixo que bueno, mais que tiñan que ser dous, pois o seu irmán tamén tiña fame. Luis e mais eu miremos un para o outro, e murmuremos, é listo o rapaz, quérenos tangar.
 Entonces dixémosle que trouxera o irmán e que le mercabamos dous bocatas. Saiu correndo e en menos do que canta un galo apareceu con outro rapaz de dez ou unce anos. A vestiementa era como a del, menos mal que era vrao, e non facia frio.
 O rapaz mais vello estaba bastante receloso, e non paraba de mirar para todolos lados, pensemos que tiña medo de que viñera a policia ou algo parecido. Entonces o mais pequeno díxonos que era mellor que le déramos os dous bocadillos él, e que seu irman quedaba fora do bar.
 Era un bar que estaba, non sei se inda está, na cabeceira do pantalán onde os donos das embarcacións de recreo as atracaban. Dentro do bar daba a sensación de estar dentro dun barco, había ollos de boi, un astrolabio grande na parede, e o mostrador de madeira, aparentemente noble, e uns camareiros uniformados e moi elegantes, supoño que de acordo coa clientela que entraba por alí, ainda que non debian ser demasiado esixentes pois deixabanos entrar a Luis e a min, e por outra banda non tiñan ningún letreiro que reservera o direito de admisión.
 O rapaz entrou de xeito tímido, un chisco detrás de nos, e entonces un dos camareiros moi digno, berroule que saíra para o camiño que alí él non podia entrar.
 O rapaz xa ia a sair cuando nos agarrémolo por un brazo, e dixémosle o camareiro que estaba con nos.
 O camareiro dixo que alí non podian entra ciganos, que o prohibia a dirección. Nos puxémonos teimudos decindo que solo queriamos mercar un par de bocadillos, e como non atendian a razons, tivemos que ameazalos con chamar a policia.
 Acepteron facer un par de bocadillos, démoslos o rapaz  e saimos con él. Entonces chamou polo irmán e meteronse nun calexón o lado da piscina do naútico. Chamounos a atención aquelo, e preguntémosle o pequeno, que era o que se prestaba a conversa, e díxonos que o pai deles estaba cerca vixilando-os, que solo podian coller diñeiro e levarlo a él, que si ahora os via comendo un bocadillo, bateriale ó mais grande, pois solo debian levarle diñeiro.
 Aquelo deixounos co corpo mal, e pensado que qué tipo de sociedade era a deixaba que uns cativo como aqueles, xa tiveran problemas como se fosen maiores, e que enriba houbera xente racista que le negaba todo.
 Antes de despedirnos dos rapaces, díxemosle que se fixeran ben en nos, e que cada vez que nos viran pola cidade, se querian e tiñana gana dun bocata, que se acerqueran a nos e nolo díxeran.
 O peuqeno vin-no unha vez pola zona da doblada, andaba cun carretillo recollendo ferros pola rua e esculcando nos caixons da basura. Coñeceume, pregunteile se queria un bocadillo e dixome que non, polo que deduxe que o pai non deberia estar lexos.
 Non o volví a ver.
                        Non está bébedo. ë un sin teito 

Por certo, comimos co autor que nos deixou editar o galego un dos seus libros, e o mais bonito a favor del; renunciou os dereitos de autor.

sábado, 15 de enero de 2011

¡OS DO PARO, QUE LE DEN!


   Nesta picota deberia estar exposto algún.


¡Pensaba que era un home porque levaba pantalóns!. Non ia trabucado, pois os homes visten pantalóns.
 Os vellos de Val dos Marcos, cando falaban desto, decian: ¡Hai que vestirse polos pés!. Cando decian esto non se referian a maneira de vestirse. Antes de que as ideas cheguen a cabeza, nun mundo no que todo sai da Terra, esto non podia ser de outra maneira.
 Tamén pensaba que era un home, porque estudiera nunha universidade, certo era que fora un estrudiante bastante mediocre, mais como era dos(familia) que mandaban, un “lacayo” dopoder, xa seu pai era igual, opositou e déronle unha praza nun lugar do estado onde non se estaba mal. Casou cunha colega de choio, e vivian no mellor barrio da capital.
 Chegou a democrácia, apareceron os partidos, ese sitio onde meten nomes para rechear espacios, e se a xente bota esa lista, ¡xa está, calquer chaiñas sube como a escuma!
 Mangonea os colegas, chegou a ser cabeza de lista dun partido herdeiro dos seus, que predican a democrácia para si mesmos, agás para os demais.
 Era mediocre, pensaba qe era un home, fixéron-no presidente Habia quen decia que os pantalón los puña a súa dona. ¡Polos pés!
 Ó país iportabale un carallo, el tiña-o craro, habia que medrar, para eso era un home, e por eso levaba pantalóns.
 Dicese que un correlixionário del afrimou aquelo de “estou aiqui polos cartos”
 Deixou de presentarse, el aduxo unha cousa, pero en realidade foi por medo a que a xente, que xa o coñecia, non le votera. Non o podria resistir, seria algo que nunca asimilaría se ocorrese.
 No mundo corria unha especie de epidemia de mandamaises, de baixo nivel. Algúns eran peores que él.
 Deixeron que os especuladores se fixeran os donos do cotarro. Aproveitéronse delo
 Cobraban, naquel pais, unha pensión vitalicia de arredor de millón e medio de pesetas o mes.Solo por haber sido.
 Como non tiñan dignidade nin etica, empeceron a cobrar daqueles que mais fodian o planeta, decian que por asesorar. Eu creo que estaban a pagarle servicios prestados.
 A cousa vai en plural porque os da oposición empeceron a facer o mesmo.
 As cousas mal feitas deles mesmos, estaban a afogar a  maioria da xente, que nalgúns casos empezou a pedir que renunciaran o que cobraban do estado.
 Como todos os que van nesas listas, que chaman cerradas, son os que fan as leis non qixeron retirarle as prebendas. Podia ser que algún dia chegueran eles o mesmo.
 Outro dia atopei un porco fachendoso vestido con pantalóns. Levábaos con dignidade, pois o pasar diante dun escaparate e verse vestido así, espiuse alí mesmo, e colleo o camiño do monte.
 Deuse de conta que os habia mais porcos, con pantalóns limpos, e garabata.

jueves, 13 de enero de 2011

A GATIÑA CAGONA


 Hoxe quérovos contar unha história que me acacéo a min, e que solo a recordo a través de miña avoa que ma contou algunha vez.
 Aproveitarei para facer un chisco de patria pequena, como é a quela onde un naceu, aínda que a naide se le escapa onde o fixen eu, pois presumo delo, e tamén de ter dúas patrias, e con un chisco de orgullo pódome achegar a catro.
 Explicome: A mai de meu pai era de Castrelos, a mai de miña nai procedia dun carabinero que era de Hedroso, miña mai, da Teixeira e meu pai de Hermisende, barrio de San Ciprián.Todo sen contar a ascendencia Compostelana e agora a descendencia. No quixen averiguar moito mais por modestia.
 Eu nací nese fermoso pobo que era a Teixeira, no mesmo paralelo que Montesinho, pegado a Serra Grande e no medio, casi, da Gamoneda.
 Vin éste mundo na Curralada, e ó pouco tempo parece que a familia da Tia Martina aposentouse nas Moreiriñas hasta a data actual.
 Nas Moreiriñas tiña uns veciños da miña avoa os que queria a rabiar: Era a familia do ti Pedro e a tia Xabel i a da tia Joaquina, esta última muller deume as primeiras “tetadas”, cousa o parecer normal naquela época. O meu irmán de leite é o meu amigo David, a mellor persoa que coñezo e sinxelo como él solo.
 Tamén teño que decir que, o enemigo mais grande meu daquela era a “gatiña de tia Xabel”
 A gata en cuanto me albiscaba fuxía como alma que leva o diaño, e eu teimaba agarrala para medirle o lombo co primeiro que atopera.
 Aquel “carño”, que nos tíñamos empezou nunha noite de inverno, a carón da lareira da avoa, que por aquel entonces eu chamábale “mamá”, cousa que facía que a miña mai tivera ciumes da súa.
 Daquela, no inverno, faciase o fiadeiro en casa da tia Xabel e a familia da miña avoa estaba todalas noites puntualmente alí. Tiñan unha grande  lareira rodeada por un gran escano, que por un dos lados facia de tabique co dormitório da tia Xabel e o ti Pedro.
 A casa tiña a cuberta de palla, era o que daquela se chamaba colmado, polo que facia que fora moi quentiña. Non podía ser menos, mais de medio metro de espesor de palla no cumio e a corte das vacas por debaixo xunto cunha verdadeira fogata de rachos de carballo e torgos de urz, facian que casa fose casí como un forno en época de facer pan.
 Un dos meu entretenimento, metras os grandes falaban das súas cousas, era acariñar a gata. Sentado detrás do trafugueiro nunha farrapa, a gata acomodábase no meu colo, eu acariciaba, ela ronroneaba, e moitas veces quedábamos os dous dormidos.
 Eso pasou, hasta aquela famosa tarde de inverno. Eu tivera unha conversa coa miña avoa da fiquei moi abraiado e sobre todo enfadado.  Pola noite cando cheguémos á casa do fiadeiro, a cousa foi normal hasta que a gata se acercou a min. Entonces cargado de fúria e dun tizón, aticeile un zurriagazo que casi a deslombo. A gata fuxiu, eu corrín tras dela, derramei o lume hasta que alguén me colleo e non me deixou continuar coa miña teima de desleixar a gata.
 A todo esto todos os presentes estaban atónitos co suceso, agás miña avoa, que nun canto escachaba a rir, e libroume das maus da miña nai, que andaba atareada e medirme a cara coas mesmas dela.
 Daquela aclarouse o asunto. Naquela tarde, cando miña mai me foi a dar a teta,(hai de decir que mamei casi hasta os tres anos), a miña aboa, ante a miña teima de non deixar de mamar, enzoufou a teta cun pouco de vinagre e pementón, que cando fun chupar revolveume as tripas.  Entonces díxome que a gata da tia Xabel “caguera” na teta, que non debia volver a querela. Cousa que así foi, mais a miña rabia coa gata tardou moito tempo en desaparecer, pois nadie era capaz de meterme na cabeza a realidade.
 Eu sempre decia que le quixera moito a gata, que confiaba nela, e que eu non le faria tal, éla.
 Coido que o fin a gata morreo de vella.
 ¡Un gran recordo para toda aquela xente, que xa vai moito que nos deixou.!

martes, 11 de enero de 2011

UN SECUESTRO NAS MALLAS DAS BICHAS



 Fora un dia duro. Levábamos dous dias de malla, os dous dias mallando pras tias Bichas.
 Sempre tiñan a malla mais grande (dúas medas), mais, nesta ocasión as medas parecia que unha vez plantadas na aira, medreran.
 Naquel ano, cuando facía as medas o Modesto, sobre todo nunha, o pasar da metade, algunha vez houbo que axudarle a mandar os mollos o alto.
 Desde o carro, clavábamos os mollos nunha espalladeira que suxetaba o Franco de Dine que estaba no medio de unha escada, desde onde a levantaba hasta o sitio da meda que xa estaba feita, alí recolliao a Felicidad, que o achegaba a tia Josefa que lo acercaba o Modesto que os ia colocando en roda na meda.
 Esto dará idea da talla da meda.
 No segundo dia acabouse de mallar a medio dia, e decidiuse, que antes de empezar outra meda, era mellor limpar o grao. Ameazaba chuvia e era mellor guardarlo antes de empezar outra malla.
 Instalouse a limpadora, e iniciouse a limpa, coa promesa da Felicidad de unha boa merenda, que acompañaria o final cuns “sapiños”
 Casi a hora do solpor acabouse de mallar. Non o recordo moi ben, mais creo que as “minas” levadas o couso rebaseron as cuatrocentas dabondo.
 Comeuse unha opipara merenda na mesma aira, correo o viño da uvas de Vilares, e houbo leria hasta a hora de vir a res, momento en que a tropa liscou pro Esterqueiro, a seguir a parola, e ver ir as mozas a fonte do Souto a encher as barrilas.
 Tratouse de botar un trago de viño, daquel que soia traer o Paco. Entre todos, rebuscando nos petos, cheguemos a conclusión que non tíñamos nin para un cuartillo.
 Alguén dixo que na aira quedera unha caneca nun canto, o Modesto ou á Felicidad non le importaria que o bebéramos. Fumos alá un par deles, e o entrar na aira atopemola tia Josefa que se levaba o caneco para a casa. Dixémosle o noso propósito e sin delación deunos o caneco, decindo que era pequeno, que se queriamos trainos un mais grande. Chegábanos ben.
 O chegar o Esterqueiro, o primeiro que puxo nos morros o caneco, deuse conta de que aquelo non era viño ¡Era un caneco con tres litros de aguardente!.
 Apareceu por alí o Emilo do ti Laudio, que dixo que o mellor para beber aguardente era unha cesta de noces, cousa que se arreglou nun santiamén indo a nogueira do Souto, abanando-a casi enchendo-a.
 Acabouse a cesta de noces casi o mesmo tempo que a aguardente. O Paco pechou as portas do “comercio”, pois daquela naide entrera alí, e nin as boas noites nos deu.
 Alguén propuxo que sería unha cousa ben feita, atracar o comercio do Paco, pois como era rico tería o caixón cheo de cuartos.
 Houbo dúbidas o respecto, falando dunha cousa pasouse a outra, hasta chegar a conclusión de que, mellor que roubar no comercio, era mellor secuestrar a Palmira, e logo pedirle un rescate o seu marido.
 Aiqui a discusión foi forte. Que si se pedian mil pesetas, que era mellor cen mil, que onde escondiamos a muller, é decir, démonos de cheo con todoslos problemas de un secuestro.
 Nestas estábamos cuando o Emilo tomou a voz cantante, e coa experiencia que xa daban os anos dixo:
 “¡Estades todos errados. Non vai dar nada por recuperar a muller! ¡Parece mentira que non coñezades os humans!.
 ¡Se queredes cobrar un rescate, debereir, primeiro secuestrar a muller, escondela varios días, unha vez pasado éstos, mandarle unha nota decindole: SE NON PAGAS, DEVOLVEMOSTA, DE NOVO!
 Pudo haber sido un bonito secuestro, que solo quedou neso, nun anteproxecto.
  Por Val dos Marcos éramos así.

sábado, 8 de enero de 2011

ESTANCIAS EN PICHIRICHE



 Xa estamos de novo en Vigo. Xusto, nese punto da autoestrada entre Benavente e Puebla de Sanabria desde o que se albisca o Teleno e Trevinca, desapareceume todo vestixio de gripe, que me amolou o que quixo en Magerit.
 Teño para min que, cando os nacidos pola Xeabra, ou quizabes mellor, polo fondo da Segundera, nesa zona onde o lobo resiste, como os galos de Asterix, onde o vento que ven deses cúmios fai a nosa pócima máxica. Quítanos todos os males, e rexuvenécemos, deixandonos  dispostos a arrollar a todolos romanos que nos mande Xulio César, cual Viriatos auténticos.
 Cando cheguemos a Puebla de Sanabria, desviémonos hacia a gasoliñeira para respostar . Por ésta entrada a Puebla, xa facía tempo que non circulaba. Desde a rotonda que leva o Lago, non pasaba desde moito tempo atrás.
 O entrar, no término de Puebla, pasei por un lugar de grandes recordos para min. Casi todos bós agás un. Un dia falerei del.
 Coido que no límite de Puebla e Otero de Sanabria, é onde está o lugar do que estou a falar: AS VENTAS DE PICHIRICHI.
 Eran, estas ventas, dos pais do meu amigo e primo Euloxio Martínez, fillo doutro Euloxio Martínez Fernández, curmán a súa vez de meu pai e un chisco mais vello. Foran colegas, aparte de parentes, nos seus tempos mozos. Coido que incluso trapaseron mais de unha vez o Muga, tentando gañar algún peso, cousa que non abundaba pola Xeabra, daquela.
 Na primeira vez que estiven en Puebla, levoume meu pai a durmir a casa do seu primo. Eu non o coñecia, nin él nin a súa familia. Vivia meu tiu Euloxio coa súa dona e tres fillos e dúas fillas. Os dous maiores de poco mais tempo ca min e o resto, unha filla do meu tempo eos dous rapaces pequenos mais xoves.
 Inicio aiqui, unha série de relatos que titularei :
                 AS MIÑAS ESTANCIAS EN PICHIRICHI
 Corria o ano de mil novecentos cincuenta e sete. Unha estupenda mestra, a primeira boa que coñecín, que pasou por San Ciprián, artellou a maneira de que eu fora a estudiar interno a un colexio de Benavente (Noutro momento falereri del), e cando chegou a hora da incorporación, escomenzou a primeira aventura real da miña vida.
 Tíñame que incorporar provisto de roupa de cama: mantas, sabas, almofadas, colcha etc. Miña nai xunto co meu pai fixeron un “paquete” no que estaba todo o necesário para a cama.
 O Resto levábao nunha “maleta” de madeira feita por meu pai. Era unha boa “maleta”, forte, rexa, segura, so tiña un problema ; casi pesaba mais valeira que chea.
 O dia que tocou, saimos de casa, meu pai e mais eu, co “fato” no alto de unha burra, camiñando pola Ladeira dirección a Castrelos, subindo o Rañalobos camiño de Lubián pobo que traspasariamos camiño da estación do ferrocarril, no que colleríamos o tren correo Orense- Zamora. A burra ficaba en Lubián en casa dalgún parente hasta a volta do pai. Chegábamos a Puebla pola tarde, esperando coller na mañanciña seguinte un autobús que ia a Zamora desde Puebla (Tiña a parada diante da casa das Moranas) do que nos tíñamos que baixar en Mombuey, pueblo no que collíamos outro, directo(e un decir) a Benavente. Este directo paraba absolutamente en todolos  pobos polos que pasaba, maís algún “apeadero” no intermedio.
 Habia que estar as sete da mañá nas Moranas para coller o autobús,e chegábase o campo da feira de Benavente despous das sete da tarde. (Xa se empezaba a aprender Xeografía).A estancia en Mombuey era longa, tamén
 Para non facer pesado todo esto, deixmolo aiqui hasta a próxima, coa imaxe de un servidor de ustedes e o meu santo pai, que´, como deixéramos a burra en Lubián, iamos cargados nos como a tal, por Benavente adiante.
 So pensade un par de cousas: desde a estación de Puebla o pobo, andando, o petate fica na Moranas, logar desde o que íamos andando a Pichiriche. O dia seguinte, andar desde Pichiriche as Moranas, e n Benavente outra camiñata de polo menos catro kilómetros.
 Por aqueles dias, conocer un estudiante interno na vila era sinxelo. Se vias alguén con roupo de cama o lombo, unha maletiña e poucos anos, xunto con un acompañante con boina e chaqueta de pana, xa o tiñas claro: Interno a vista.
 To be cont….

jueves, 6 de enero de 2011

LA INOCENCIA, QUE NOS FALTA


¡Caray, de vez en cuando uno encuentra motivos para reconciliarse con uno mismo y con sus semejantes!
No hacen falta grandes cosas ni grandes discursos ni nada parecido.
¡La sonrisa de un niño, es suficiente para darse cuenta de que no todo está perdido todavía!
Como sabéis, estos días de principio de la segunda década del siglo veintiuno, estoy intentando reconciliarme con la capital del reino, tratando de dejar atrás una persistente fiebre, que por lo que parece, me ha cogido cariño y pretende instalarse de forma definitiva conmigo.
Ayer estaba mirando por la tele, algunas cabalgatas organizadas por los ayuntamientos para solaz de los más pequeños, y un poco de cabreo para los mayores.
En una de las cabalgatas la tv trataba de hablar con los niños indagando sus reacciones y conseguir sus impresiones.
En un lateral, y muy cerca del lugar por el que pasaba uno de lo reyes, estaba un niño que tenía muy cerca al rey. La cámara lo enfocó durante unos instantes y la cara del niño pasó por una serie de distintos procesos.
Primero, miraba a aquel enorme personaje en su carroza con una especie de temor y admiración simultáneos. Después, cuando el rey se acercó a la zona donde estaba el niño, los ojos del mismo, se llenaron de una expresión serena de curiosidad y admiración que seguro que el pintor mas experto sería incapaz de trasladar a un lienzo. Yo desde luego soy incapaz de describirlo.
Aquel niño, por unos momentos, estuvo transportado al mundo donde todos querríamos haber estado por lo menos una vez.
Me gustaría poder haber visto a aquel infante a la hora de coger los juguetes que los reyes magos le hubiesen dejado.
Casi podría asegurar sin temor a equivocarme, que, cuando fue a los zapatitos dejados la noche anterior, fueron los propios reyes magos los que le entregaron sus juguetes.
No puede haber ningún ser en este mundo incapaz de defraudar esa Inocencia y Credibilidad, y si lo hay debería ser aniquilado de cualquier tipo de vida.
¡Gracias, desconocido niño por unos momentos inolvidables, aunque fuera delante de una tv.









martes, 4 de enero de 2011

Madrid me detesta


Desde el domingo estamos en la Capital del Reino, pasando unos días con nuestro hijo y su compañera.
Como ya empieza a ser habitual cada vez que me acerco a Madrid, llevo los días de estancia aquí
con fiebre (38º), bajándola con antitérmicos. Ella sola se encarga de subir, a las pocas horas.
Quiere esto decir que  desde la llegada, prácticamente no he salido de casa. ¡Bonita manera de visitar Madrid!
Como decía al principio, esto ya empieza a ser habitual. Las dos veces anteriores que he estado por aquí, he tenido que visitar a los galenos. Incluso en una ocasión he llegado a estar semi-ingresado
en observación y en otra me marché con unos pedruscos en el riñón.
Por todo eso, empiezo a pensar que Madrid y yo somos incompatibles. La verdad es que esta ciudad, a mi no me gusta mucho, y por los resultados, parece que yo a ella tampoco.
A ver si este trancazo empieza remitir y puedo darme una vuelta por el museo Arqueológico Nacional. Para conocimiento de muchos hay que decir que las mejores piezas arqueológicas del país están aquí.
Tengo que agradecerle a nuestros anfitriones su trato. Con relación e esto tengo que decir que lo más probable es que vuelva a Vigo con algún kilo de más. Haremos un sacrificio por la playa de Samil y “na Porteliña”, para recomponer la figura.
Cuando se me pase la morriña, a ver si soy capaz de contar algo de este monstruo de ciudad.
¡Pobres habitantes de la Villa y Corte!