viernes, 12 de febrero de 2010

¡EL GATO ES IMPORTANTE!


Quiero,hoy,contaros un cuento que ya hace unos cuantos años me contó mi amigo Lobateras.El gran aragonés Lobateras.
Para que no sea demasiado corto, nos olvidaremos del original.

Era un viajante de comercio, de aquellos de los años sesenta que recorrían las infames carreteras nacionales, que el gobierno del pequeño dictador le había puesto el nombre de plan REDIA.
Eran carreteras que solo eran buenas bajo el punto de vista de los medios oficiales del momento. ¿Será desde entonces que la derecha pinta y dibuja tan bién sus proyectos, que una gran parte de la ciudadanía, cree más lo que dice que lo que hace?.
Nuestro amigo viajante, no había tenido un buen día. Después de recorrer varios pueblos sin vender una escoba, aún tenia que llegar al último, y se le había echado la noche encima.
Para llegar al siguiente pueblo tenía que atravesar una serranía, por una carretera no asfaltada, y con unos socavones donde se podía dejar, en cada uno, una ballesta o una cruceta del dos caballos.
En un punto determinado de la cartera, y ya sin luz diurna, nota algo extraño en la dirección del coche, y piensa: ¿A que se ha pinchado una rueda?. Para el vehículo, se baja, examina las ruedas y , efectivamente, la rueda derecha delantera está sin aire. Problema añadido, el coche es de tracción delantera. ¡Hay que cambiar la rueda!
¡Era lo que me faltaba!, piensa el viajante. ¡Hoy no es mi día de suerte!
Para el motor, se dirige al maletero del coche para coger el gato, y ¡Oh, sorpresa ¡ Allí no hay gato alguno.!
¡Joder!, de noche, en medio de ninguna parte, sin gato, con una rueda pinchada. ¡Menuda noche me espera!, pues empieza a hacer frío. ¡Esto solo Me puede suceder a mi ¡.
Mira a su alrededor, y en medio del bosque ve una luz.
Si hay una luz tiene que haber una casa, si hay una casa y tiene luz es que está habitada. Seguramente es un labrador. Esta gente tiene tractores, por lo tanto seguro que tiene un gato. Me acercaré, le explicaré mi situación y seguro que me ayuda.
Con paso decidido se dirige hacia el punto de luz. Va pisando charcos, resbalando, y cada vez el humor se le envinagra más.
A medio camino, empieza a pensar: ¡Estos labradores son desconfiados, seguro que me niega el gato!, ¡Peor, seguro que me pide dinero por ayudarme!.
Me ve en esta situación, y seguro que se quiere aprovechar de mí. Como no tengo alternativa, se va a aprovechar de la situación.
Me pedirá mil pesetas por dejarme el gato. ¡Que va ¡ al verme así, necesitado, me pedirá mil duros. ¡Mil duros!, ¡pero si con cinco mil pesetas compro tres gatos!
En estas montañas la gente es así, se aprovechan de las desgracias ajenas, ¡No tienen consideración!. A lo mejor me quiere atracar y quitarme todo, y me pide todo el dinero que llevo. ¡Que cabrones!.
Con estos pensamientos llega al portal de una casa, donde dentro hay luz, y fuera en un cobertizo se ve un tractor.
Se acerca a la puerta, llama a la misma, y cuando sale un señor con una sonrisa en los labios, y le pregunta ¿Qué podemos hacer por usted?, el viajante dando media vuelta le responde : ¡SABE QUE LE DIGO, MÉTASE EL GATO POR DONDE LE QUEPA!.

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